Han sido más de 300 días lo que ha necesitado el PSOE para entender lo que dijeron los ciudadanos y ciudadanas el 20D y posteriormente con más claridad el 26J. Más de 10 meses con un Gobierno en funciones, más de 10 meses con el freno de mano echado por la poca altura de miras políticas de un señor que se encabezonó en el NO de manera ridícula, con pataleta y egoísmo infantil, y que ha dinamitado internamente a su partido político, haciendo un daño que ya veremos el alcance del mismo hasta donde llega, porque todavía a este señor el daño le parece poco y pretende seguir poniendo explosivos dentro de su partido.
De todo este proceso, lo principal es que nuestro país,
España, ya tiene Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y esta próxima semana
tendrá un nuevo Consejo de Ministros. Pero además de esto fundamental, debemos
sacar algunas conclusiones más.
Cualquier político, y más si cabe el líder de una formación
política, debería tener por bandera la lealtad al interés general de su país lo
primero, la lealtad a su formación política y lo que representa esta después, y
el interés personal en último lugar, o si me lo permiten este interés personal
no debería existir, ya que uno de los principios de la política es el servicio
público.
Cuando en el seno de una formación política te aparece un
grano independentista, este debe ser apartado cuanto antes, de lo contrario te
llevará por delante.
Hay que tener un cuidado extremo cuando en una lista de una
formación política introduces a independientes, luego estos son versos sueltos
en las Instituciones y no están sujetos a disciplina alguna interna de partido.
Ayer tuvimos la oportunidad de comprobarlo en el Congreso de los Diputados.
Nunca te puedes fiar de los independentistas, son lobos con
piel de corderos. Imaginemos que Pedro Sánchez hubiese convencido al Comité
Federal del PSOE y hubiera gobernado entre otros con el impresentable de Rufián entre
otros impresentables, a estas alturas estaríamos lamentándonos profundamente la
inmensa mayoría de los españoles, o si lo prefieren de otra manera, en la proporción
que supone 254 de 350, que fueron los Diputados/as constitucionalistas que
rechazaron ayer en el Congreso de los Diputados los improperios que vomitó el
susodicho.
En España disfrutamos de un sistema democrático tan
garantista, que ha permitido la entrada de antisistemas, pero éstos deben
respetar las reglas del juego, y si no lo hacen, habrá que tomar las medidas
necesarias. De lo contrario, tenemos la paradoja que también se vivió ayer,
donde unos cuantos de dentro alentaban a los manifestantes antidemocráticos de fuera, para
que insultaran a los de dentro, los increparan y les lanzaran objetos. Una
actitud inaceptable en democracia.
Por último, estoy seguro que la mayoría de los españoles no
encontramos explicación a que se monte una manifestación por una de las fuerzas
políticas representadas en las Cortes y el parabién de alguna otra, convocando
a los ciudadanos/as a manifestarse en contra de los representantes elegidos democráticamente
en las elecciones por ellos mismos, cuando éstos mediante su representación
democrática se encuentran eligiendo con sus votos al Presidente de Gobierno. ¿Se
puede ser más cínico? Por lo que se vio ayer en Madrid si, y los hay fuera y
dentro de las Cortes.
Yo confío plenamente en el Gobierno con su Presidente a la cabeza, en la
inmensa mayoría de las Cortes, en nuestra gran democracia, en los españoles y
españolas, y sobre todo y ante todo en nuestro gran país, ESPAÑA.
Saludos.
Fernando J. Manzano.